jueves, 22 de enero de 2015

UNA HISTORIA JAMAS CONTADA DEL TITANIC

Muchos tomaron parte en un crucero especial que se detuvo en el lugar exacto donde el Titanic se hundió el 15 de abril de 1912.
Más de 1.500 pasajeros y tripulantes murieron cuando el gigantesco trasatlántico, llamado insumergible, golpeó un iceberg y se sumergió por completo menos de tres horas después.
Hay muchas historias, pero hay una historia que no fue tenida en cuenta por la prensa, ni por la radio.  Es la historia de un hombre, un escocés, un cristiano llamado John Harper.  Este hombre de Dios se dirigía a la Iglesia Moody, en Chicago, donde había sido invitado para predicar durante tres meses.
Según Baptist Press, Harper pasó sus últimos momentos tratando de salvar almas y al menos logró llevar a un hombre a los pies de Cristo mientras ocurría la tragedia.
Cuando el Titanic golpeó el iceberg, Harper puso a su hija de seis años en un bote salvavidas pero se rehusó a entrar a uno, aunque él era su único pariente con vida.
Luego fue entre los pasajeros hablándoles de Jesucristo. Cuando un hombre rehusó la oferta de salvación, Harper le ofreció su propio chaleco salvavidas.
“Tú necesitas esto más que yo”, le dijo.
Mientras el barco comenzaba a hundirse, se escuchaba a Harper gritar: “Mujeres, niños y no salvos a los botes!”
Incluso luego que el barco se sumergió, Harper se las arregló para nadar hacia cuánta gente le fue posible, rogándoles que entregaran sus vidas a Cristo.
Un sobreviviente luego contó cómo rehusó la oferta de Harper en primera instancia, pero se entregó a Cristo minutos después cuando el predicador nadó de nuevo para decirle, “Cree en el Señor Jesús y serás salvo”.
El hombre fue rescatado después y contó su historia en una iglesia de Ontario, diciendo a la multitud, “Yo soy el último convertido por John Harper”.



martes, 20 de enero de 2015

JESUCRISTO NUESTRO INTERCESOR

¿Dónde está el Señor Jesucristo hoy en día? y ¿qué está haciendo allí?, Romanos 8:34 dada la respuesta “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”, ¿A favor de quién está haciendo eso? a  favor de todo los verdaderos creyentes nacidos de nuevos.  Lea el libro de Hebreos 7:25 “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.” Cristo no solo salva completamente a quienes se acercan a Dios por medio de ÉL, sino también vive siempre para interceder por ellos. Tanto en Romanos 8:34 donde dice: “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” como en Hebreos 7:25 el verbo “intercede” está en tiempo presente, lo cual indica que Cristo sigue intercediendo por nosotros. “interceder” significa “pedir por alguien, suplicar a favor de alguien”.  En el evangelio de Lucas 22:31-32 , vemos a nuestro señor Jesucristo intercediendo a favor de Simón Pedro “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” Pedro tuvo ciertamente un tropiezo en su fe cuando negó al Señor, pero Jesús había orado que su fe no falte ¿Cree usted que su oración fue escuchada? Claro que sí.
En Juan 17:1-26 encontramos una maravillosa oración intercesora de nuestro señor Jesucristo a nuestro padre Dios. Por lo tanto:
¿Quién es nuestro Intercesor? Jesucristo nuestro señor y salvador.
¿A quién oró Cristo (Juan 17:1, 5, 11, 21, 24, 25)? al Padrea.
Cabe mencionar que en esta oración Cristo oró por los creyentes (Juan 17:9) pidió al Padre que guardara (cuidara, protegiera) a los creyentes que le pertenecían (Juan 17:15) y aun lo sigue haciendo “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.” Juan 17:20. Literalmente guardarlos del malo (Satanás). Cristo pide que sus creyentes estén con ÉL y que ellos estén donde ÉL está. La pregunta es ¿Será respondida esta oración (Juan 14:3)? Claro que sí.
Si pudiéramos perder nuestra salvación, Cristo debería dejar de interceder por nosotros. Pero la Biblia nos dice que ÉL continúa intercediendo por los verdaderos creyentes (Romanos 8:34).

A manera de conclusión podría decir que  algunos creyentes no han comprendido esta importante verdad por tanto abandonan la comunión con Dios porque se sienten condenados por las fallas que han cometido y no han aprovechado los beneficios de la intercesión de Cristo.  Cristo es quien intercede por nosotros y por medio Él volvemos a una plena  comunión con Dios,  porque el castigo de nuestra paz cayó sobre Él en la cruz. Esta es una realidad y nosotros debemos creerla  la palabra de Dios y no abandonar el camino del evangelio cuando el pecado nos alcance, sino arrepentirnos y venir a nuestro señor Jesucristo nuestro intercesor, seguir caminando en santidad. Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”, porque pertenecemos  a la iglesia redimida por la sangre bendita del cordero, declarados santos en la obra redentora de nuestro señor Jesucristo. Dios le bendiga.

Ps. Carlos Figueroa.

lunes, 12 de enero de 2015

LA SALVACIÓN ES UN REGALO

En Efesios 2:8 leemos que la salvación es el don (regalo) de Dios, este acto (la salvación por gracia) es don de Dios; no es algo originado por el hombre,  si alguien le diera un regalo, ¿tendría usted que pagar algo por ello?, o si alguien le diere un regalo por su capacidad moralidad, intelectual y físico ya no sería regalo si no premio,   por lo tanto, ¿necesitamos pagar por nuestra salvación? la respuesta es no, la fuente, la base, de la salvación es Dios, no los hombres. Dios provee la salvación, cosa que el hombre no puede hacer, porque no puede proveerse un salvador (no puede morir por sus propios pecados). Ninguna filosofía, ningún código de preceptos morales, ninguna ley humana puede efectuar nuestra salvación.
Entonces la pregunta es ¿Quién pagó por nuestra salvación? si leamos  1 Corintios 6:20 dice “Porque comprados sois por precio: glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.” y 1 Pedro 1:18-19 “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”. De acuerdo a Romanos 6:23 el don (dádiva) de Dios es la Vida Eterna. La salvación es tan fácil como recibir un regalo. No podemos trabajar para lograrla. No podemos pagar por ella (compare Hechos 8:18-20). No podemos ganarla por nuestros propios esfuerzos. Todo lo que podemos hacer es recibirla. El don gratuito de Dios, la vida eterna esta en Jesucristo, lea el siguiente versículo  “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo” (1 Juan 5:11). Dios pago por nuestra salvación un precio muy alto, con la muerte expiatoria de nuestro señor Jesucristo en  la cruz.

De acuerdo con 1 Juan 5:11-12, para obtener el don de Dios, es necesario tener al hijo  de Dios. De modo que para ser salvo, el pecador debe recibir a una Persona. De acuerdo con Juan 3:16, ¿cuál es la dádiva de amor de Dios al mundo? la respuesta es “…que ha dado a su Hijo unigénito…” definitivamente solo hay salvación en nuestro señor Jesucristo, (Nota: la palabra “unigénito” significa “no hay otro igual, único” Jesús es el único, sin igual Hijo de Dios). En Juan 1:12 leemos que para llegar a ser hijos de Dios debemos recibir al Señor Jesucristo como nuestro personal Salvador. Aunque nunca podremos pagar a Dios por el precioso don de Su Hijo, todo los días podemos decir a Dios en reconocimiento por lo que ha hecho por nosotros “Gracias a Dios por su don inefable” (vea 2 Corintios 9:15), porque  la salvación es un regalo de Dios.

Ps. Carlos Figueroa Ramírez