Nuestros Valores


1.  Santidad. Nuestra posición de hijos de Dios y siervos de Jesucristo nos exige ser santos en toda nuestra manera de vivir, perfeccionar la santidad en el temor de Dios en respuesta al siguiente mandato: “Sed santos, porque yo soy santo”.
2. Honestidad. La generación plagada de corrupción y permisividad de toda injusticia nos exige ser honestos como hombres y mujeres nuevos en Cristo, en tal virtud nos comprometemos a ser íntegros, verdaderos luminares en medio de esta generación maligna y perversa.
3.  Responsabilidad. Nos comprometemos a ser responsables en nuestra vida espiritual, familiar, laboral, y ministerial, siendo ejemplo para la iglesia y la sociedad, demostrando puntualidad, demostrando que somos la luz del mundo y la sal de la tierra. Honrar el llamamiento. Sujetos a la supervisión y evaluación.
4.  Obediencia y sujeción. Como partes del cuerpo de Cristo debemos tener disposición y ánimo para obedecer y sujetarnos a Dios, a nuestras autoridades eclesiásticas y a nuestros consiervos y hermanos en la fe. Obedecer implica, subordinarse voluntariamente a la autoridad, acatar la instrucción, cumplir con los deberes y obligaciones y/o abstenerse de lo que no conviene. La obediencia es una actitud responsable de colaboración y participación, importante para las buenas relaciones, convivencia y el trabajo integrador e integrador.
5.   Identidad. Cuando hablamos de identidad es reconocer y expresar su pertenencia a estar ligados al cuerpo de Cristo y a una iglesia o comunidad que nos acoge. Identificarse o sentirse parte de algo, significa una cualidad personal, que involucra el entorno, la historia y la voluntad que los unifica e integra como institución. Esta cualidad les permite defender con denuedo y convicción nuestras virtudes y reconoce sus errores para superarlos.
6. Lealtad. Es hacer aquello con lo que uno se ha comprometido aun entre circunstancias cambiantes. La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene con los demás. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. La lealtad implica un compromiso de estar con el cuerpo de Cristo o un amigo en particular en toda circunstancia, sea buena o mala.
7.   Solidaridad. Es uno de los valores humanos por excelencia, del que se espera cuando un otro significativo requiere de nuestros buenos sentimientos para salir adelante. En estos términos, la solidaridad se define como la colaboración mutua en la personas, como aquel sentimiento que mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se vivencia experiencias difíciles de las que no resulta fácil salir.
8.  Mayordomía. Nos proponemos y comprometemos a ser buenos administradores de la vida, familia, dones, ministerios y de todos los recursos que Dios nos ha confiado, y que ello traiga gloria al Señor y bendición a su Iglesia Lucas 10:27. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu alma, con todo tu corazón con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
9.  Proactividad. Trabajar para el Reino de Dios y nosotros mostrando iniciativas y creatividad, dando ejemplo a los que están en la Iglesia y la sociedad y ello repercuta en nuestra realización integral. Fil. 2:13. “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”. 1 Tesalonicenses 5:14. “También os rogamos, hermanos que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo”.


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