Doctrinas
Fundamentales
La
Iglesia Cristiana Aposento Alto de Las Asambleas de Dios del Perú, como Iglesia
Cristiana Evangélica, cree, reconoce y practica principios bíblicos
doctrinales, llamados Verdades Fundamentales, que norman la fe y conducta de
sus miembros, que básicamente son las siguientes:
1. La
Inspiración de las Sagradas Escrituras. Creemos que La Biblia, las Sagradas
Escrituras, comprendida por el Antiguo y Nuevo Testamento, con un total de 66
libros, es sobrenatural, plenaria y dinámicamente inspirada por Dios (2 Timoteo
3:15-16; 2 Pedro 3: 15-16); Por lo tanto, es Palabra infalible de Dios y la
Revelación completa para la Salvación del hombre (Juan 3:16: 2 Pedro 1:21). Y
la única fuente normativa en cuanto a autoridad, fe, doctrina, conducta y
práctica cristiana (1 Tesalonicenses 2:13).
2. El Único
Dios Verdadero.
Creemos en la existencia de un solo Dios Vivo, Único y Verdadero (Deuteronomio
6:4; 1 Tesalonicenses 1:9; Juan 17:3) Creador, Preservador y Sustentador de
todas las cosas, sean estas visibles e invisibles (Nehemías 9;6; Colosenses
1:17; Hebreos 1:3). Dios es Espíritu, (Juan 4:24), es Amor (1 Juan 4:8), Santo
(Isaías 6:3), Eterno (Isaías 40:28), Justo (Isaías 45:21) y Misericordioso
(Éxodo 34:6-7).
Creemos
en la doctrina de la Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, que
son tres personas (Mateo 28:19; Juan 14:16,26) y uno en esencia divina que
obran en consejo perfecto y en unidad para la Redención del hombre y la
humanidad.
3. El Señor
Jesucristo.
Creemos que Jesucristo es verdadero Dios y verdadero Hombre (1 Tim 2:5), nacido
por obra sobrenatural del Espíritu Santo (Mateo 1:23). Que durante su
ministerio terrenal vivió sin pecado, murió en la cruz, fue sepultado, resucitó
al tercer día y ascendió corporalmente a los cielos (1 Timoteo 3.16). Está a la
diestra de Dios como nuestro Único Mediador, Señor y Salvador (Filipenses 2.5-
11). Vendrá otra vez para establecer su Reino (Hechos 1.11, Apocalipsis 1.7).
Creemos
en su sacrificio expiatorio por la humanidad, y que mediante la sola fe en El
somos reconciliados con Dios (Romanos 5.10).
4. El
Espíritu Santo.
Creemos que el Espíritu Santo es una persona divina. El Espíritu Santo como
persona posee inteligencia (Juan 14.26; 1 Corintios 2:10,11), voluntad (Hechos
13:2; 16:7) y afecto (Romanos 15.30). La Obra del Espíritu Santo en el hombre
es la de producir convicción de pecado, justicia y juicio (Juan 16:8-11) y
habita en el corazón de los creyentes, santificándolos y perfeccionándolos para
la obra del ministerio (Efesios 4:12).
5. El
Bautismo del Espíritu Santo. Creemos en el bautismo del Espíritu
Santo (Lucas 24:49; Hechos 1:5; 2:4). Jesucristo nos bautiza en el Espíritu
Santo como una experiencia subsiguiente a la conversión (Marcos 1:8; Hechos
2:38), cuya evidencia inicial es el hablar en otras lenguas, según el Espíritu
Santo nos dá, e invistiéndole con su poder para la predicación eficaz del
evangelio (Hechos 1:8) y una vida plena.
6. Los Dones
y el Fruto del Espíritu Santo.
a. Los dones espirituales. Creemos en
los dones espirituales (1 Corintios 12:1-11). Estos dones son capacidades
sobrenaturales otorgados por el Espíritu Santo de manera soberana, a cada uno
de los miembros del Cuerpo de Cristo. Para ejercer los ministerios y las
funciones que deben realizar, con el propósito de edificar y guardar la unidad
de la Iglesia del Señor.
Creemos
que los dones espirituales, en razón de su origen y finalidad deben ser
ejercitados en armonía, mutuo respeto, y evaluados a luz de la Palabra de Dios.
b. El fruto del Espíritu Santo. Creemos en
el fruto del Espíritu Santo. Esta obra sobrenatural del Espíritu Santo es la
implantación de la naturaleza de Cristo en la vida del creyente (Gálatas 5:22,
23; 1 Timoteo 6:11; 2 Pedro 1:3-15). Estas cualidades espirituales tienen el
propósito de producir el carácter de Cristo en la persona del cristiano. El
fruto del Espíritu Santo tiene que ver con lo que somos (carácter) y los dones
espirituales con lo que hacemos (ministerios).
7. El
hombre.
Creemos que el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis
1:26-27). Y por su desobediencia libre y voluntaria a Dios, Su caída afectó
todas las facultades del hombre, perdiendo así la recta comunión con Dios,
consigo mismo, con el prójimo y toda la creación (Romanos 1:20-23). Como
consecuencia de la caída, todas las generaciones posteriores nacen con una
naturaleza pecaminosa, convirtiendo al hombre en pecador por naturaleza y
práctica (Romanos 5:12). Siendo la paga de su trasgresión la muerte espiritual
y eterna (Romanos 6:23).
8. La
Salvación.
Creemos que la Salvación del hombre es por Gracia de Dios. La Gracia salvadora
se obtiene por la sola fe en Jesucristo, sin mérito alguno por parte del hombre
(Efesios 2:7-8). La salvación en Jesucristo nos libra de la muerte espiritual y
nos redime de la esclavitud del pecado (Romanos 8:1,2). Como resultado de la
obra expiatoria de Jesucristo en la cruz del calvario, Dios nos ha adoptado
como hijos suyos (Juan 1:12; Romanos 8:14-15; Gálatas 3:6-7).
Creemos
en la Santificación del hombre como obra de Dios por medio del Espíritu Santo (1
Tesalonicenses 5:23; 1 Corintios 6:11). La Santificación como obra exclusiva de
Dios se inicia con la experiencia de la conversión y es un proceso en la vida
integral del creyente, que dura hasta el final de su existencia física
(Filipenses 1:6; Efesios 4:13).
9. Las
Ordenanzas.
Creemos que Jesucristo instituyó dos ordenanzas: El Bautismo en Agua y la Santa
Cena.
a. El Bautismo en Agua. Esta
ordenanza fue instituida por Cristo mismo antes de su muerte en la cruz e
incluida en la Gran Comisión. El bautismo se ministra a los creyentes que han
afirmado su fe en Jesucristo y le han aceptado como su Salvador y Señor; Esta
ordenanza se realiza por inmersión, en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo (Mateo 28:19-20; Romanos 6:3-4).
b. La Santa Cena. Es
ministrado a los convertidos en Cristo, bautizados en agua y en plena comunión.
Los elementos de esta ordenanza son el pan y el vino, que simbolizan el cuerpo
y la sangre de Cristo, y se realiza en conmemoración de su muerte, hasta su
Segunda Venida (1 Corintios 11:23-26).
10. La
Iglesia.
Creemos que La Iglesia es el cuerpo místico de Cristo (Efesios 5:23). La
iglesia está conformada por todas las personas renacidas por la obra del
Espíritu Santo y la palabra de Dios en base a la fe en Jesucristo (Juan 3:5),
de todos lo tiempos y lugares.
La
Iglesia que se congrega en locales visible ha sido comisionada para hacer
discípulos en todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a cumplir con los mandatos de Cristo
(Mateo 28:18-20).
11. Los
Ministros de la Palabra. Creemos que Dios por medio del Espíritu Santo
ha constituido ministros de la Palabra (Efesios 4:11). El ministerio de la
Palabra no se adquiere por herencia, transferencia o encargo de hombre alguno,
sino por un llamamiento divino para un ministerio específico (Hebreos 5:4).
Este llamamiento tiene signos visibles y es reconocido por la Iglesia. El Señor
ha provisto de Ministerios, según los principios escriturales, para la
edificación y perfeccionamiento del Cuerpo de Cristo (Efesios 4:12). Estos
ministerios son especiales, son diferentes en función, pero no tienen jerarquía
entre sí.
12. La
Sanidad Divina.
Creemos que la sanidad divina es resultado de la obra expiatoria de Cristo
(Isaias 53:4-5; Mateo 10:1,7-8). La sanidad divina es un privilegio para los
creyentes, y se obtiene por la fe en los méritos de Cristo, según la soberanía
de Dios (Santiago 5:14-16).
13. La
Segunda Venida de Cristo. Creemos que Cristo retornará en forma invisible
para llevar a su Iglesia antes de la Gran Tribulación (1 Tesalonicenses 1:9-10;
Apocalipsis 3:10). Cristo vendrá por Segunda vez en forma visible y gloriosa
como Señor y Juez, con los santos para establecer el Reino milenial
(Apocalipsis 1:7; 19:11-14; 20:1-7).
14. El Reino
Milenial de Cristo.
Creemos en el reino Milenial de Cristo sobre la tierra (Apocalipsis 20:1- 7).
Este acontecimiento universal se cumplirá después de la Segunda venida visible
de Cristo (Mateo 24:27-30; Apocalipsis 1:7). Este reino milenial traerá la
salvación de Israel como nación (Ezequiel 37:21-22; Romanos 11:26-27) y el
establecimiento de una paz y justicia universal en el milenio (Miqueas 4:3-4;
Salmos 72:3-8).
15. El
Juicio Final. Creemos
que habrá un Juicio Final (Apocalipsis 20:11-15). Dios ha establecido un Día en
el cual juzgará a creyentes y no creyentes, en base a la justicia de Cristo. Y
todo aquel cuyo nombre no se halle en el Libro de la Vida, será lanzado al lago
que arde con fuego y azufre para sufrir el castigo eterno, esta es la muerte
segunda, junto con el diablo y sus ángeles, la bestia y el falso profeta (Mateo
25:46; Apocalipsis 19:20; 20:11-15; 21:8).
16. Cielos
Nuevos y Tierra Nueva. Creemos en un cielo nuevo y tierra nueva
creados por Dios (Apocalipsis 21:1,5). Los cielos y la tierra existentes serán
deshechos por el fuego en el día del juicio (2 Pedro 3:7,10-12). En este nuevo
cielo y tierra nueva, la Iglesia de Jesucristo gozará de la comunión plena con
Dios y de su justicia (Apocalipsis 21:3,4; 2 Pedro 3:13), donde servirán a Dios
y al Cordero (Apocalipsis 22:3), reinarán eternamente (Apocalipsis 22:5; Daniel
7:18).
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